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Mostrando entradas de septiembre, 2013

Fotografías, de Mario Benedetti

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Las fotografías del antaño lejano y del antaño cercano nos miran y no se cansan de mirarnos, siempre con la misma pregunta: "¿Y qué pasó después?". A veces les respondemos pero la respuesta no les llega. Están aislados, inmóviles, sordos los pobres. Hay fotos que nos dejan amor, afectos, lealtades, simpatía, y no las podemos olvidar. Otras que nos dejan odios, enconos, fobias, desdenes. Tampoco las podemos olvidar. A las primeras las encuadramos; a las segundas, las archivamos con otros desperdicios. Hay poses de familia que son una síntesis de tiempo, pero también hay instantáneas que son apenas el pellizco de un pasado minúsculo. También nosotros, móviles y vivientes, vamos de a poco metiéndonos en fotos, y en ellas (por ahora) nos miramos a nosotros mismos. Pero los habitantes del 2008 o 2009 mirarán nuestros rostros fotografiados y desde ellos les preguntaremos: "¿Qué pasó después?". Qué cosa, ¿no?

El vagabundo

Entre sus paredes de cartón, a ras de suelo, ve la vida pasar. Si es que acaso le importa lo que ve. Cuando me atrevo a mirarle, su mirada, que alguna vez se cruza con la mía, me habla de tristeza y resignación. Sólo le queda esperar. Sobrevivir a un nuevo día ya no es un reto, sino un simple trámite. Le veo casi todas las mañanas, camino del trabajo. Él, que posiblemente también tuvo uno tiempo atrás. Trabajo, familia, casa y coche. Pero no reparamos en eso y caemos en el error de pensar que siempre fue así. Que siempre vivió en la calle; que nunca dejó de vestir esa piel de vagabundo y que su techo siempre fueron las estrellas. Pero no. A muchos de ellos, tiempo atrás, cuando tenían trabajo, alguien les esperaba al llegar a casa.   Ya sólo le queda el transcurrir del tiempo, de los días. Ésos que ya olvidó contar hace mucho, cuando entendió que su tren sólo pararía en la última estación. Olvidó contarlos como olvidó muchas cosas más. Ahora su mirada sólo habla de res...